viernes, 8 de junio de 2018

Trabajo Práctico Unidad 2

Sobre los temas propuestos para las monografías.
De acuerdo a la teoría del enmarcado interpretativo conteste lo siguiente:
1) ¿cuáles serían las fuentes de dónde extraer el corpus para determinar los marcos de diagnóstico, de pronóstico y de motivación a la movilización?
2) proponga tentativamente procesos de alineamiento de marco externos e internos en el movimiento o caso seleccionado para la monografía
3) proponga tentativamente los tres tipos de efectos de resonancia que pretenden los movimientos seleccionados.

Texto de Apoyo Unidad 2 Teoría del Enmarcado Interpretativo


Comunicación y movimientos sociales, los aportes de la teoría del enmarcado interpretativo.   Por Marcelo Gómez

            El recorte del tema deln Taller nos sitúa en la intersección de los fenómenos de movilización social con los procesos de comunicación en la arena pública. La inscripción de los movimientos sociales en las distintas corrientes que dominan la reflexión sobre los impactos de los medios masivos de comunicación nos lleva a realizar un breve recorrido teórico.

En los años ‘70 M. McCombs y D. Shaw proponen la señera noción de “agenda” como un instrumento mediante el cual se logra identificar y comparar las opiniones vehiculadas por los medios con las opiniones de los ciudadanos (Maigret, 2005). Las agendas se ven entonces estableciendo las prioridades a la hora de presentar la información por parte de los medios, frente a los intereses y preferencias de los ciudadanos. El desarrollo posterior de esta noción tuvo un punto culminante en la reconocida corriente teórica de la Agenda Setting, impulsada por B. Cohen, que plantea que la selección de temas por parte de los medios determina, de una parte, la evaluación que el público hace sobre cuáles son los asuntos más importantes y, de otra, la posición que asume sobre esos asuntos.

Una inflexión de esta teoría aparece en las investigaciones de E. Noelle-Neumann sobre la llamada “Espiral del Silencio”: más que imponer temas y opiniones, los medios operan fundamentalmente limitando la variedad de opiniones haciendo que el ciudadano que tiene una posición opuesta a la que los medios promueven como mayoritaria, se sumerja en “espiral del silencio” por temor a ser excluido o sentirse aislado. Apelando a la “ilusión de unanimidad” los medios nos dicen lo que no se debe pensar.

La inscripción de los movimientos sociales y las protestas en estas teorías tienden a otorgar un papel determinante a los medios de comunicación comulgando con una visión pasiva de las “masas” como dóciles e irracionales al mismo tiempo. Los movimientos sociales desafiantes serían subestimados y recluidos a posiciones subordinadas dentro de las agendas y estereotipados en torno al desorden y la violencia. El imperativo de “lo noticiable”, es decir la necesidad de satisfacer el objetivo de atraer el interés y la atención del público, tiende a operar como deslizamiento del foco desde el actor y los motivos del reclamo hacia las acciones de protesta y la alteración del orden público que afecta intereses de terceros con quienes se busca generar una inmediata identificación de las audiencias.

Cobb y Elder abandonan los supuestos de las teorías de Cohen y Noelle-Neumann y comienzan a prestar atención a las agendas ciudadanas que se sostienen más allá o se superponen a la mediática. Así aparece una nueva corriente teórica conocida como Agenda Building que se focaliza en las formas de construcción de las agendas de los medios. S. Moscovici demuestra la capacidad con la que cuentan muchas minorías de expresarse y de fortalecerse hasta convertirse en mayorías sobreponiéndose exitosamente a la “espiral de silencio”. A través de la movilización contestataria las audiencias toman conciencia de problemas o definen posiciones en conflictos. Los movimientos sociales son entendidos como “agencias de significación” o usinas cognitivas a través de las cuales el conjunto asume problemas. Ingresan a la esfera pública donde ya están instalados  los mass media y el Estado, desarrollando una  “política de la significación” (Stuart Hall, 1982) para cohesionar movilizados, ganar apoyos y simpatías, desmovilizar y neutralizar oponentes, y luchar por condiciones que favorezcan el trabajo de producción de sentido.
Pero la construcción de agendas de los medios no se limita solo a las interacciones con otras agendas. Stuart Hall (2000) analiza las formas internas de construcción de las noticias y señala la tendencia puramente pragmática de los periodistas a consultar permanentemente las mismas fuentes a las que Hall denomina “Definidores Primarios” y que tendencialmente coincide con las autoridades y los grupos dominantes.

Dentro de la problemática de la construcción de agendas, no pueden obviarse los intereses articulados a los propios medios de comunicación masiva, donde las principales fuentes de financiamiento, su articulación con otras actividades económicas, procesos de concentración y cartelización empresarial, juegan un papel fundamental a la hora de definir filtros en la selección de asuntos noticiables y, sobre todo,  de imprimir sesgos en el tratamiento noticioso buscando generar aceptación o rechazo conforme a estos intereses. Demás está decir el peso político y económico específico que tienen algunas empresas (y empresarios) concentradoras cuasi monopólicas de medios masivos (Mastrini y Becerra, 2007).

Otro aporte significativo a la construcción de agendas es el que proviene del análisis crítico del discurso. Teun van Dijk (1997) considera que mediante las rutinas periodísticas se fabrican esquemas desde los cuales se cubren sucesos sociales a fin de captar la atención del público. Un ejemplo de ello es construir un esquema denominado “Traumatismo”, para leer desde allí sucesos como una protesta social.

En líneas generales los estudios de los movimientos sociales en estos registros teóricos apuntan a captar las formas de sortear los filtros de las agendas mediáticas. Una manera es intentar forzar la atención pública de los “definidores primarios” y, a través de la repercusión política, poder entrar en la agenda de los medios. Otra posible forma es adoptar formatos de protesta que sean asimilables a los esquemas o claves de relato mediático utilizados por los periodistas. La clave “dramática”, la “estetización” de la protesta son recursos repetidos para lograr abrir las agendas de los medios.

La problemática teórica ha ido oscilando desde la preocupación excluyente de lo que hacen los medios con los movimientos a la indagación de lo que hacen los movimientos con los medios. Este giro es completado con la irrupción de la teoría del enmarcado interpretativo basada en el concepto de framing (Goffman, 1974) en la que medios y movimientos sociales comparten el hecho de ser productores o fuentes de procesos cognitivos, proporcionadores de marcos de percepción y comprensión de acontecimientos y situaciones sociales. La acción colectiva es portadora de potentes claves decodificadoras de conflictos, injusticias o necesidades insatisfechas y aspiraciones frustradas. Una de las funciones elementales de cualquier intento enmarcador es la de atribución (Hunt y ot., 2006). Medios y movimientos disputan sobre la atribución de rasgos e identidades a los protagonistas de cualquier acontecimiento. Las formas de autopresentación, el manejo del self colectivo, del nosotros y de los otros, antagonistas y público, junto con las interpelaciones y definiciones que asignan sentido a la acción colectiva, son elementos fundamentales de la lucha en la que entran los movimientos a través de complejas relaciones de competencia, articulación y a veces de conflicto con los medios de comunicación.

El análisis de los procesos enmarcadores nos suministra potentes herramientas conceptuales y metodológicas para una comprensión más precisa y profunda de muchos de los fenómenos precitados. Veamos algunos de los aportes de la teoría de los marcos interpretativos.

a) Desde la visión teórica de la teoría del enmarcado interpretativo, la “mediatización” significa que el medio no vende solo espectáculo para atraer audiencias sino vende visión o esquemas de elaboración de sentido acerca del espectáculo que vende. Un factor causal importante de las claves “mediatizadoras” es el recurso a los “guiños” a la cultura (Martín Barbero, 2000), a los sistemas de creencias ya instalados y a las experiencias compartidas por las audiencias. Solo teniendo en cuenta lo que se denomina “fidelidad narrativa” (Snow y Benford, 2006; Amparán, 2006) a la cultura y los sistemas de significados arraigados en una época se puede atraer la atención masiva del público al tiempo que estimular la activación de determinados esquemas de percepción y valoración. Pero los estudios de enmarcado demuestran que los movimientos también procuran de manera sistemática conectarse con las tradiciones, fondos culturales, símbolos y creencias arraigadas, y lograr así “resonancia” para sus demandas y aceptación de nuevos marcos de interpretación sobre determinados asuntos públicos.
b) En general los estudios de la relación mass media / movimientos parten del planteo básico de una suerte de trueque de visibilidad/repercusión a cambio de espectacularidad y atención pública. Está suficientemente establecido que los medios llevan a cabo operaciones de moldeamiento de los actores y las acciones, asignándoles atributos de manera simplificada, y muchas veces estigmatizante. El análisis de los procesos enmarcadores permite develar la lógica que subyace a estos fenómenos, esclareciendo los modos de operar de la estigmatización. Los estudios latinoamericanos en general (León, Burch y Tamayo, 2005; Escobar, Álvarez y Dagnino, 2001; Reguillo, 2005) confirman que la eficacia persuasiva de los enmarcados mediáticos aumenta cuando la distancia social de la experiencia cotidiana del público respecto de los temas es muy amplia, y cuando el conocimiento directo de las audiencias sobre el evento o tema abordado es muy bajo.  En estos casos el medio produce su efecto de veracidad cuando es capaz de estimular al público a utilizar un marco interpretativo ya disponible y arraigado en las audiencias para interpretar los eventos o temas que son presentados (Mc Leod y Datenber, 1999). Los medios ofrecen la posibilidad de interpretar “lo que pasa” en un fenómeno del que el público no tiene una vivencia directa o conocimientos propios, utilizando metáforas específicas como detonante para  aplicar marcos interpretativos con los que el público suele interpretar otros fenómenos o situaciones más cercanas a su experiencia o a su conocimiento directo. Se dan entonces las condiciones óptimas para la simplificación, la homogeneización esquemática, la generalización indiscriminada y el estereotipo al que recurren los medios como estrategia persuasiva.

La forma estándar de enmarcamiento mediático de las acciones de movimientos contestatarios y protestas, es la de poner en primer plano las acciones espectaculares y eventualmente sus impactos deletéreos, opacando u omitiendo las realizaciones sociales, culturales, organizativas que hacen posible esas acciones.  Melucci (1994) había advertido que los medios desnaturalizan los procesos identitarios mediante el expediente de la simplificación y la unilateralidad de la imagen de la acción. En el lenguaje audiovisual, los movimientos son la protesta callejera. Los acontecimientos de la lucha, los disturbios, la represión, desplazan los motivos, las demandas, y los valores e identidades de los participantes. Los medios brindan repercusión a costa de ocultar, dejar sumergidas las raíces identitarias y su producción cultural. La lógica de la cobertura mediática tiende de forma general a resaltar las capacidades de acción y a menoscabar identidades, valores y logros de autoorganización y mejora de los grupos movilizados.
c) Por ello el análisis de los enmarcados muestra que es tan esencial a los movimientos: -producir sus propias usinas de capital simbólico, así como distribuir entre sus miembros capital cultural y educativo, que le permita sostener condiciones de autonomía de sus prácticas significantes y de elaboración discursiva, conquistar más apoyos, más participación activa, formar cuadros y militantes, aumentar la eficacia de sus enmarcamientos internos, etc.;
- penetrar en las agendas mediáticas como combatir o contrapesar el enmarcado mediático del que son objeto. Algunos de los recursos que se valen para ello son: el volcado en la acción misma, en los repertorios  de protesta, de la carga simbólica y cultural de la que son portadores intentando reducir los márgenes de libertad de reenmarcado o manipulación mediática; el descarte o la moderación en el uso de formas de acción violentas o abusivas para terceros tratando de no facilitar la estigmatización; el aprovechamiento de las TICs y de otros recursos para construir canales propios y más controlados de comunicación no convencional.

Así, las tendencias a la sorpresa, la estetización y a la dramatización de las protestas, la imposición del canon de la “resistencia pacífica” y del uso intensivo de la Web, intentan sortear los escollos y las trampas de la mediatización, además de aumentar la espectacularidad de las acciones. Sin embargo, el poder de resignificación que ostentan las industrias periodísticas y de la comunicación de masas puede hacer que las imágenes sean “editadas” en clave de disturbio, y que los mensajes y la información puesta a circular por la Web sean retomados por los grandes medios para recircularlos bajo nuevos marcos de interpretación.

La teoría del enmarcado interpretativo aplicada a los movimientos sociales tiene un vasto campo de trabajo: los procesos de enmarcado interno (entre movimientos y sus bases de apoyo, de reclutamiento, participantes activos y cuadros dirigentes o referentes) y de enmarcado externo con sus correspondientes procesos de lucha y contraenmarcado (entre movimientos y audiencias, grupos antagonistas, medios de comunicación, gobiernos y políticos, etc.).

            Los procesos de enmarcado y contraenmarcado tienen por referentes empíricos los discursos y enunciaciones de los movimientos y el de otros agentes y prácticas significantes en torno a ellos. En este sentido, la metodología general de la investigación se basa en el relevamiento, registro y análisis crítico del discurso público (Faireclough, 1992) de los movimientos, medios y otros agentes de significación involucrados, utilizando las herramientas y el instrumental técnico asociado a la teoría de los marcos interpretativos, que se desarrolla en el punto siguiente.

El universo empírico con que trabaja la teoría del enmarcado viene definido como el conjunto de producción simbólica de los movimientos plasmado en discursos públicos, consignas y material de difusión, publicaciones, intervenciones en los medios de comunicación, prácticas educativas, formativas y expresivas por las cuales se operan los procesos de alineamiento de marcos interpretativos internos y externos en torno a estos significantes-claves, y las disputas con otros agentes enmarcadores (medios de comunicación, gobierno, actores políticos).

Los enmarcados dentro de los movimientos se relevan a partir del registro documental, de observación y entrevistas sobre todo el material de difusión escrita, oral, visual, sea por medios convencionales o no convencionales, redes sociales, pancartas, cartelería, slogans o consignas, cánticos, etc. Los documentos, declaraciones públicas, solicitadas, declaraciones de líderes o referentes, y todo otro mensaje destinado a la arena pública.

El marco de variables de análisis para los procesos de enmarcado es el siguiente.

Para los procesos enmarcadores de atribución de sentidos, se procurará establecer cuáles son los marcos puestos en juego de acuerdo a la clasificación canónica: -“marcos diagnósticos”, mediante los cuales se atribuyen causalidades, responsabilidades y se realizan imputaciones y explicaciones acerca de la situación que lleva al reclamo; - “marcos de pronóstico” que señalan las consecuencias futuras del statu quo y el acierto de las soluciones de cambio propuestas; y los “marcos de motivación” que buscan alentar  el compromiso, la participación, el apoyo y el consenso acerca de los reclamos y las acciones del movimiento, mostrando que es posible vencer a los oponentes y lograr los cambios por los que luchan.
           
Para el análisis de las estrategias de los movimientos que buscan penetrar en las agendas y puntos de vista de participantes, bases potenciales de apoyo y públicos más vastos, gobiernos y antagonistas, se proponen las variables asociadas al proceso de “alineamiento de marcos interpretativos”, que  responden al grado de tensión o distancia entre los marcos que propone el movimiento y los marcos vigentes entre los destinatarios:  -conexión o puente, cuando la distancia es mínima y los reclamos están enmarcados  en sentidos ampliamente compartidos por los destinatarios y solo se necesitan agilizar canales de difusión y visibilización; -amplificación, cuando es necesario modificar las prioridades o darle más importancia a determinados elementos del marco establecido entre los destinatarios, alterando de manera parcial los esquemas de valoración y percepción de los mismos; -extensión, cuando el enmarcado del movimiento comienza a incorporar puntos de vista o marcos de los propios destinatarios aunque no sean importantes o no tengan mucha relación con los reclamos o propuestas sostenidas por el movimiento; y -transformación, cuando los marcos propuestos son radicalmente opuestos a los sostenidos por los destinatarios y obliga a un verdadero proceso de mutación simbólica, desnaturalización y deslegitimación de situaciones consideradas positivamente hasta ese momento. En la literatura especializada este tipo de transformación de enmarcados interpretativos se conoce como “liberación cognitiva” o “cognición caliente” (McAdam, McCarthy y Zald, 1999).

            Finalmente las variables que permiten analizar el efecto de los procesos de alineamiento de marcos que se conoce como “resonancia”.  Un enmarcado interpretativo puesto en circulación por los movimientos se convierte en resonante cuando moviliza consenso y/o cuando obliga a los oponentes a dar nuevas respuestas enmarcadoras para neutralizarlos. En este sentido, las variables analíticas con las que se analiza la resonancia y la receptividad de los enmarcados propuestos por los movimientos son: -la conmensurabilidad con la experiencia cotidiana o inmediata de los destinatarios; -la fiabilidad empírica y argumental que alcanzan ante los destinatarios; y -la fidelidad narrativa a marcas identitarias o tradiciones presentes en la cultura de la época. Los guiños a los fondos culturales y a las representaciones sociales más profundamente arraigadas son dimensiones importantes a indagar.

BIBLIOGRAFIA

Amparán, Aquiles (coord.) (2006): El “análisis de marcos” en la sociología de los movimientos sociales, México, Ed. Miguel Angel Porrúa.

Bourdieu, Pierre (ed.) (1991): Language and simbolyc power, Cambridge, MA, Harvard University Press.

Escobar, A., Alvarez, S. y Dagnino, E. (2001): Política cultural y cultura política: una nueva mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos. Colombia, Taurus- ICANH.

Faireclough, Norman (1992): Discourse and social change, Cambridge, UK, Polity Press.

Goffman, Erving (1974): Frame analysys. Boston, Northeasten University Press.

Gomez, Marcelo (2002): “Crisis del capitalismo, formas de conciencia y resurgir de la acción colectiva”  en Revista Theomai, Num. Especial, Invierno 2002.

                               (2009): “Los medios de comunicación y los enmarcamientos clasistas de la protesta social. El caso argentino”, Revista Comunicación y Ciudadanía, Nº2/Julio 2009, Colombia, pp. 18-41.

Hall, Stuart (1982): “The rediscovery of ideology: Return of the repressed in Media Studies” en M. Gurevitch y ot. Culture, Society and the Media, N. York, Ed. Methuen. pp.56-90.

Hunt, S, Benford, R. y Snow, D. (2006) ”Marcos de acción colectiva y campos de identidad en la construcción  social de los Movimientos” en Amparán, Aquiles, op. cit.

Klandermans, Bert y Goslinga, Sjoerd (1999) “Discurso de los medios, publicidad de los movimientos y la creación de marcos par la acción colectiva: ejercicios teóricos y empíricos sobre la construcción de significados” en Dough McAdam, John McCarthy y Mayer Zald (eds) Movimientos sociales: perspectivas comparadas, Ed. ISTMO, Madrid.

León, O., Burch, S. y Tamayo, E. (2005). Movimientos sociales y comunicación. Quito: Agencia Latinoamericana de Información. Edición digital tomada en septiembre de 2006 de http://www.alainet.org/publica/movcom/mov_soc_com.pdf

Laclau, Ernesto (2007) La razón populista, Buenos Aires, Ed. Fondo de Cultura Económica.
Maigret, Eric (2005): Sociología de la comunicación y de los medios. Fondo de Cultura Económica, México D.F. México.
Mastrini, G. y Becerra, M. (2007) Periodistas y magnates. Estructura y concentración de las industrias cutuales en A. Latina. Prometeo, Buenos Aires.

Martín Barbero,   J.(1987). De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona, Gustavo Gilli S.A.
(2000). Transformaciones comunicativas y tecnológicas de lo público. Lo público. Una pregunta desde la sociedad civil, Memorias del V Encuentro Iberoamericano del Tercer Sector (pp. 75-86). Bogotá.


Mata, M. C. (2006). Comunicación y ciudadanía. Problemas teórico-políticos de su articulación, Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba.

McCarthy, John, Smith, Jackie y Zald, Meyer (1999) El acceso a la agenda pública y a la agenda del gobierno: medios de comunicación y sistema electoral en Dough McAdam, John McCarthy y Mayer Zald (eds) op. cit.

McLeod, Douglas y Detenber, Benjamín (1999) “Efectos de enmarcado de la cobertura noticiosa televisiva de la protesta social” Journal of Communication, Vol 49 Issue 3, Summer 1999.  (original en inglés)

Melucci, Alberto (1994) “Asumir un compromiso: identidad y movilización en los Movimientos Sociales” en Zona Abierta, Nº69. Madrid.

Reguillo, R. (2005). Horizontes fragmentados. Comunicación, cultura, pospolítica. El (des) orden global y sus figuras. México. E. Iteso.

Snow, D.  Rochford, B., Worden.S.  y Benford. R (2006) “Procesos de alineamiento de marcos, micromovilización y participación en movimientos” en Amparán, Aquiles op. cit.

Snow, D.  y  Benford, R. (2006) “Ideología, resonancia de marcos y movilización de los participantes” en Amparán, Aquiles, op. cit.
(2006) “Marcos Maestros y Ciclos de Protesta” en Amparán, Aquiles op. cit.

Tilly, Charles (2005). “Los movimientos sociales entran en el siglo veintiuno” Revista Política y Sociedad, Vol. 42, Núm. 2: 11-35. Edición digital http://www.ucm.es/BUCM/revistas/cps/11308001/articulos/POSO0505230011A.PDF

Van Dijk, Teun (1997): Racismo y análisis crítico de los medios, Barcelona, Paidós.

Zald, Mayer N. (1999) “Cultura, ideología y creación de marcos estratégicos” en Dough McAdam, John McCarthy y Mayer Zald (eds) op. cit


[1]