lunes, 23 de junio de 2014

Texto de apoyo y TP Unidad 2 B


Pueden consultar este texto de apoyo


Trabajo Práctico Unidad 2 B  (entrega antes del 30/6)

Elija una y solo una. 


1) Desde Milcíades Peña hasta hoy se ha discutido la cuestión de la clase obrera argentina y del peronismo como bonapartismo disciplinador de la clase obrera. ¿En qué medida las políticas sociales, las conquistas laborales y políticas, y los estilos de conducción del peronismo han significado para la clase obrera una traba en su proceso de formación de clase? Utilice las ideas de Przeworski.

2) Un tema de discusión de la última década ha sido la pertenencia o no a la clase obrera de los movimientos territoriales de desocupados o pobres urbanos. ¿Qué respuesta imagina Ud. que darían…Dahrendorf o Parkin;?
3) Durante la década kirchnerista han aparecido de manera arrolladora acciones colectivas desarrolladas por las "clases medias" (movilizaciones por la seguridad de Blúmberg, Conflicto por la resolución 125, y el 13 S, 8N y 18A) ¿con qué conceptos se puede ensayar vincular estos hechos? ¿Con la clase  managerial de Dahrendorf, con el intento de practicar un cierre social de Parkin o con la idea de la insustancialidad de las clases medias en el estructuralismo marxista destinadas a oscilar entre la clase obrera y el capital?

domingo, 8 de junio de 2014

Devolución TP 2 A


1) Sobre el posicionamiento de cada uno frente a la incorporación personal a la lucha colectiva, Camila por ejemplo dice que rechaza las tres opciones pero de hecho claramente no es oportunista, no es kantiana y dice que es importante alcanzar la organización popular y la conciencia para posibilitar la victoria. En el esquema de Elster esto se aproxima mucho a una posición liberal justiciera: uno se suma cuando más allá de la conveniencia personal cree que están dadas las condiciones para que la lucha arroje beneficios aunque sea para la mitad más uno. A Miguel, Guadalupe y a Maximiliano les pasa algo parecido con su respuesta de kantiano con cabeza utilitarista: hay que evaluar las posibilidades reales de éxito antes de sumarse, con ideas solamente no se gana ni se consigue la masividad necesaria para ganar, etc.  Guido plantea algo interesante y en el fondo en abierta oposición a sus compañeros: la acción colectiva puede ser necesario mantenerla aunque las mayorías se vean perjudicadas. En este sentido es claramente kantiano. Karina sin mayores explicaciones dice algo así como que es kantiana y se la banca… “mi defecto es la humildad” decía Groucho, creo. Pablo tiene razón que todos tenemos un poco de los tres y que varía con las circunstancias concretas. También en que el modelo es abstracto y carece de premisas explicativas más allá del sujeto racional.
2 2) Sobre las soluciones al dilema del free rider Camila dice que en la militancia territorial la apelación comunitaria es muy común para evitar el desánimo, pero OJO: la pregunta es cómo los colectivos evitan los aprovechadores, no cómo evitan el desánimo. Es decir, cómo evitan que cualquiera que se vaya a beneficiar con los resultados de la acción lo haga sin aportar ni participar. Es decir, cómo lograr que todos los posibles beneficiarios asuman los costos de la lucha. Quizás hay que releer más Elster y Lichbach. El ejemplo de Miguel de una lucha por la tierra es excelente!!!: cómo los colectivos tienen que trabajar criterios de distribución de beneficios necesariamente relacionados con los costos de la lucha, lo contrario significa favorecer a los que no aportan colectivamente con lo que se genera incentivo a la no participación.  También son buenos los ejemplos de las organizaciones armadas revolucionarias sobre soluciones jerárquicas y soluciones comunitarias de apelar a ideología o valores comunes. En el mismo sentido va Guido con la combinación de criterios jerárquicos y comunitarios para los colectivos territoriales. Maximiliano llama la atención sobre algo importante: cuanto más institucionalizado es un grupo más interviene la solución jerárquica, si no la más frecuente es la comunitaria. Pero obsérvese que la apelación a lo comunitario diferencia de lo planteado por Miguel, donde la expectativa material asociada a la participación en la lucha es necesaria. Las apelaciones comunitarias y jerarquizantes tienden naturalmente a interpelar a la gente como “kantiana” lo cual es un riesgo y un desgaste que no se puede sostener fácilmente en el tiempo, “los estímulos morales” del Che sirven en circunstancias muy puntuales. También es excelente el ejemplo que da Carina sobre FATSINPAT donde se muestra la complejidad que es lograr cooperación para la acción mancomunada.El ejemplo de Pablo de las Asambleas barriales y de incrementar la competencia entre enemigos, francamente no lo entiendo, requiere más explicación.Tampoco entiendo lo de Guadalupe sobre que las empresas dan incentivos de mercado para lograr la participación en la lucha  colectiva???? Acá hay una confusión seguro.

viernes, 6 de junio de 2014

Textos de apoyo para el TP: Reichmann-Fernández Buey y Cohen

La teoría de los nuevos movimientos sociales. Entre la acción instrumental y la identidad, entre lo estratégico y lo expresivo.

Los teóricos de la movilización de recursos comparten los siguientes supuestos: 1) Se debe entender todo movimiento social según un modelo de conflicto de la acción colectiva. 2) No hay diferencia básica entre la acción colectiva institucional y la no institucional. 3) Ambas involucran conflictos de intereses inherentes a las relaciones de poder institucionalizadas. 4) La acción colectiva por parte de los grupos movilizados implica la búsqueda racional de la satisfacción de sus intereses. 5) Los objetivos y las reclamaciones son productos permanentes de las relaciones de poder y no pueden servir de explicación para la formación de movimientos. 6) Esto depende, por el contrario de los cambios de recursos, organización y oportunidades de la acción colectiva. 7) El éxito se evidencia en reconocimiento del grupo como actor político o en el aumento de beneficios materiales. 8) La organización involucra organizaciones formales burocráticas con objetivos específicos.
Así, esta aproximación se opone diametralmente a los modelos tradicionales, los cuales conciben a los movimientos sociales como grupos comprometidos con ideologías específicas y motivados por la conciencia de un grupo de agravios para actuar unitariamente en pos de un cambio. Para el paradigma de la movilización de recursos, la unidad de análisis no es el movimiento social sino la acción colectiva entre grupos de intereses opuestos. El análisis no se efectúa desde una acción que tiene una relación hermenéutica con la ideología o la autoconciencia de los actores colectivos. En vez de eso, torna una perspectiva más propia del organizador pragmático de un movimiento involucrado en los imperativos de una movilización, por un lado, y la visión general de un observador del ambiente político, por el otro. Organización y racionalidad son, pues, los 'términos' característicos de este enfoque al insistir en la racionalidad estratégico-instrumental de la acción colectiva y en la orientación hacia intereses por parte de los actores colectivos. No es accidental que tantos teóricos que han usado este paradigma hayan buscado una respuesta al problema del "viajante gratis" (free rider) formulado por Mancur Olson. Como se sabe Olson ha insistido en que sin incentivos selectivos (posibles beneficios materiales individuales asociados a la participación en la acción colectiva) el individuo racional no contribuirá con recursos ni tiempo a la acción colectiva. Si se parte de la base de un cálculo del interés del individuo sobre los costos o beneficios obtenidos de contribuir a asegurar "bienes colectivos" (beneficios a disposición de todos los miembros del grupo, hayan o no contribuido a la acción colectiva) lo más racional para dicho individuo seria viajar  gratis a bordo del movimiento y dejar que otros miembros trabajen y se sacrifiquen. En otras palabras, la acción colectiva se halla fuera del interés personal racional de la persona común, aun si los intereses individuales y grupales coinciden. Sin incentivos y limitaciones selectivos la acción colectiva se torna imposible o irracional. La respuesta estándar ofrecida por los teóricos de la movilización de recursos es que Olson yerra al asumir que quienes son movilizados a la acción colectiva son individuos desorganizados (modelo de "mercado") cuando, de hecho, ya están organizados en grupos de solidaridad.

Los teóricos de la movilización de recursos rechazaron el énfasis anterior sobre reclamos y agravios y el uso de categorías psicologizantes (histeria colectiva, sugestión, etc.) caractesticos del viejo enfoque de conducta colectiva. Más aún, organizaron un gran volumen de evidencia empírica en contra de la noción de que los principales movimientos sociales eran individuos dispersos motivados por alguna tensión social. Desde el punto de vista de los teóricos de la movilizacn de recursos, lo más significativo que demostraron fue que para movilizar una acción colectiva, se requerían formas organizativas y modos  de comunicación que sobrepasan ampliamente a los modos rudimentarios descritos  por la tradición clásica.

Basándose en economistas como Olson, científicos políticos como Salisbury e historiadores como Rudé, Hobsbowm, o Soboul, los teóricos de la movilización de recursos enfatizan variables objetivas  como organización, intereses, oportunidades y estrategias, con el objeto de explicar las movilizaciones a gran escala. Estas variables son vistas desde la perspectiva  de la lógica neo-utilitaria que se imputa a los actores colectivos. El actor racional individual y grupal- que emplea el razonamiento estratégico instrumental reemplaza a la muchedumbre como el referente central del' análisis de acción colectiva.
La lógica utilitaria y puramente individualista de los enfoques basados en actores puramente racionales da lugar desde el enfoque organizacional–empresarial de McCarthy' y Zald hasta el modelo de conflicto político de Tilly, Oberschall, Gamson y Tarrow. Estos restan importancia al cálculo de intereses estrictamente individualista de Olson, al proponer grupos solidarios con intereses colectivos como protagonistas de la acción colectiva. Pero, a pesar de sus diferencias, todas las versiones de la movilización de recursos analizan tal acción en función de la lógica de la interacción estratégica y de los cálculos costo/beneficio.

EL PARADIGMA ORIENTADO HACIA IDENTIDAD

Como se muestra en el texto de Cohen, los teóricos europeos de las NMSs han retomado la dimensión de integración en la acción colectiva contestataria. Por otra parte, estos teóricos están conscientes de lo que es inadecuado en el análisis marxista de los movimientos sociales, pese a que simpatizan con las dimensiones del neomarxismo, que enfatiza la importancia de la conciencia, la ideología, la lucha social y la solidaridad respecto a la acción colectiva; estos "postmarxistas" argumentan que aquellas teorías que subrayan la primacía de las contradicciones estructurales, las clases económicas y las crisis en la determinación de una identidad colectiva, son inapropiadas para los actores colectivos contemporáneos. También sostienen que no es posible aplicar modelos neoutilitarios de actores racionales a aquellos actores colectivos cuya interacción colectiva no se restringe a intercambios políticos, negociaciones y/o cálculos estratégicos entre adversarios. Esto significa que la lógica de la interacción colectiva implica algo más que la racionalidad estratégica o Instrumental.
Pizzorno apunta con razón que la lógica de intercambio que se basa en cálculos de costo y beneficio no puede explicar la acción colectiva de los "nuevos grupos" que buscan la identidad, la autonomía y el reconocimiento. Tal intento es útil en el caso de intercambios individuales en el mercado, así como en el de los modelos de regateo colectivo de intercambios negociados por trabajadores y administradores para la regulación conjunta de términos laborales. Pero el primer caso no incluye actores colectivos y el último corresponde a grupos de la esfera de producción ya organizados y capacitados para negociar respecto a demandas. Pero el proceso de formación de identidad involucra demandas no negociables.

Pero es precisamente  la lógica de intercambio y negociación la que está ausente en el caso de los NMSs (ecologismo, pacifismo, feminismo, derechos civiles de minorías, juveniles contraculturales, etc.) involucrados en la creación de solidaridades e identidades, según Pizzorno, en este caso:

"El objetivo real no es negociable porque consiste en la formación del sujeto que ha de convertirse sucesivamente en el actor  dcl intercambio que cargue con las ganancias y las pérdidas. Hay una categoría de accn que puede observarse en los conflictos
Sociales, la cual solo se puede entender si se averigua en ellos, no qué ganancias  y que pérdidas producirán para los actores, sino si producirán  solidaridad o no. Son acciones, que connotan un proceso de formación de una identidad.”.

Aquí queda suspendida la ley de Olson, según la cual lo participación para la adquisición  de bienes colectivos no es económica. La lógica de la formación de una identidad colectiva involucra la participación directa de.los actores. La representación social y política se produce solo después del reconocimiento de una identidad común por los participantes y por otros y de que quede asegurada la solidaridad, del' grupo. Sin ello, la  representación, por presuponer  confianza, es imposible. Para que el actor colectivo pueda calcular los costos y beneficios  de la acción colectiva y  actúe estratégicamente su identidad debe  estar establecida. El proceso de creación de identidad ocurre por medio de la interacción colectiva misma, dentro y entre grupos. De hecho Pizzorno afirma que una relación conflictual puede darse en ausencia de "reclamos verdaderos" con el propósito de afianzar la existencia de un actor colectivo nuevo o aún no reconocido.

Pízzorno identifica esta 1ógica de. la acción Colectiva como expresiva  y establece así una dicotoa simple (demasiado simple) entre, por un lado, actores sociales que están surgiendo en búsqueda de una identidad  y  reconocimiento,  o "nuevos movimientos sociales" para los cuales es apropiada la acción expresiva de demandas universalistas y no negociables y la participación directa, y  por otro lado, actores colectivos ya reconocidos (sindicatos, partidos) para los cuales la racionalidad estratégico-instrumental, la representación y las negociaciones son características. Una vez que la nueva identidad colectiva  ha sido reconocida como parte de un nuevo sistema ampliado de representación la acción se traslada de lo expresivo a lo instrumental y la representacn reemplaza las formas directas de participación.

Este modelo de identidad pura muestra que el énfasis sobre la dimensión estratégica  de la disputa  contestataria colectiva soslaya características claves de la lógica de la acción colectiva. Pero no llega mucho s allá de las verdades obvias qué ya fueron articuladas por los conductistas colectivos. Estos han mantenido por largo tiempo que los movimientos sociales se .involucran (o se complacen) en formas expresivas de acción.

El texto de Reichmann y F. Buey retoma la evolución de las orientaciones teóricas para el estudio de la acción colectiva y los MS y retoma los planteamientos de lo que se ha dado en llamar teorías europeas de los nuevos movimientos sociales (NMS). Se ha agrupado ocasionalmente a estos investigadores europeos bajo la rúbrica de “teóricos de la identidad”, pero entre ellos existen muy notables diferencias de perspectiva: no hay más que asomarse comparativamente, por ejemplo, a Touraine (1978), Alberoni (1984), Raschke (1985), Offe (1988) y Melucci (1989). En comparación con la escuela estadounidense de ressource mobilization, acentúan más los factores de ideario y proyecto histórico, de los MS como sujetos (o, más modestamente, actores) históricos, y afirman que la aparición de los “nuevos” movimientos tiene que ver con transformaciones fundamentales de las sociedades industriales avanzadas.

Muchos de estos sociólogos europeos subrayan que los activistas de estos movimientos, y las líneas de conflicto social (cleavages) en torno a las cuales se estructuran los movimientos, son diferentes de los que había en los movimientos de la sociedad industrial clásica: el término “nuevos movimientos sociales” apunta a una distinción clara entre estos movimientos y los “viejos” e institucionalizados movimientos de la clase obrera.

Voy a terminar discutiendo brevemente otros tres enfoques de mucho interés. El primero de ellos (presentado a veces como un subenfoque de la ressource mobilization: Cohen, 1985; Jenkins, 1989) es el que a veces se denomina escuela “particularista” de los MS (Eyerman/Jamison, 1991, 25), y cuya figura más descollante es el sociólogo norteamericano Charles Tilly. Este enfoque, histórico y sociopsicológico, se centra en las motivaciones individuales que llevan a las personas a participar en los MS, y realiza
meticulosos “estudios de caso” de movimientos (a menudo concebidos como instrumentos para procesos de socialización política).

Tilly define la acción colectiva típica de los MS en relación a la persecución de intereses comunes (Tilly, 1978), y le preocupa fundamentalmente la efectividad de la toma de decisiones tácticas. Al describir esta efectividad, Tilly discute los MS como entes que se mueven “de la organización a la movilización” de recursos en torno a intereses compartidos y, finalmente, a la realización de acciones efectivas dentro de estructuras de oportunidad específicas. Dado que la oportunidad para la acción colectiva varía con las circunstancias
históricas y culturales, Tilly añade la dimensión del contexto histórico a su estudio de los MS.

En sus formas más extremas, este enfoque lleva a negar la existencia de rasgos comunes en distintos MS, que se consideran como fenómenos históricos particulares esencialmente no generalizables, y no comprensibles más que a través de la experiencia personal de los agentes interpretada a través de un arte de la “biografía colectiva”.

También el llamado enfoque de redes (network approach) puede considerarse, en realidad, corno una especificación del enfoque de movilización de recursos. Esta perspectiva afirma que los MS pueden concebirse esencialmente como manifestaciones de redes socioespaciales latentes, cuyo elemento aglutinador son sobre todo comunidades de valores. Para estos estudiosos, la diferenciación social ha conducido en la sociedad industrial avanzada a la formación de comunidades de valores con alta densidad de interacción personal entre los integrantes. Las redes socioespaciales así formadas subsisten durante largos períodos de tiempo y pueden activarse en una coyuntura favorable a la movilización. Aldon Morris observó que la preexistencia de redes sociales e instituciones es un requisito básico para el desarrollo de un MS en su documentado estudio sobre el movimiento norteamericano por los derechos civiles (Morris, 1984). Otros estudios han subrayado también la importancia de esas redes socioespaciales latentes y capaces de activarse corno estructuras de apoyo para una gran variedad de MS concretos, desde movimientos estudiantiles a movimientos vecinales, desde movimientos antipornografia a organizaciones terroristas (se hallará una visión de conjunto de estas investigaciones en Klandermans, 1989).

Por último, tenemos el enfoque cognitivo desarrollado por Ron Eyerman y Andrew Jamison en un libro (Eyeinian/Jamison, 1991) que combina la herencia de la teoría crítica desarrollada por la Escuela de Francfort con la sociología del conocimiento de Max Scheler y Karl Mannheim. Los dos sociólogos estadounidenses trasplantados a Suecia proponen “un acercamiento cognitivo” a los MS: éstos son releídos como formas de actividad mediante las cuales las personas crean nuevos tipos de identidades sociales, como procesos de praxis cognitiva: “Ha de concebirse a los movimientos sociales como espacios públicos
temporales, como momentos de creación colectiva que proveen a las sociedades de ideas, identidades e incluso ideales” (Eyerman/Jamison, 1991, 4).
Desde esta perspectiva, “la articulación colectiva de una identidad de movimiento puede compararse a un proceso de aprendizaje social en el cual las organizaciones del movimiento actúan como fuerzas estructuradoras, abriendo un espacio donde la interacción creativa entre individuos puede tener lugar” (pág. 55); después este espacio se amplía y “socializa”, se transforma en un espacio público de articulación de intereses que puede afectar a la totalidad de la sociedad. Los movimientos son productores de conocimiento social: median en la transformación de conocimiento cotidiano en conocimiento profesional, y suministran
nuevos contextos para la reinterpretación del conocimiento profesional (pág. 52). Los dos autores ponen a prueba la fuerza interpretativa de sus conceptos básicos praxis cognitiva e intelectual movimientista en sugestivos análisis de movimientos sociales (tanto “nuevos” como “viejos”).


martes, 3 de junio de 2014

TP texto (1) Reichmann y Fernández Buey. Texto (2) Cohen y otros

Elija solo uno de los textos Reichmann-Fernández Buey  / o bien Cohen  para responder las preguntas del TP

Teniendo en cuenta el texto de: Reichmann-Fernández Buey,responda: 1- ¿Por qué los autores hablan de Nuevos Movimientos Sociales? 2- ¿Cuál es la característica diferenciadora de los NMS con respecto a los otros movimientos u revueltas y rebeliones antes de la Revolución Francesa? 3- Explique brevemente el enfoque de redes

Del texto de Cohen y otros: 1- Explique brevemente en que consiste el paradigma de movilización de recursos. 2- Explique brevemente en que consiste el paradigma orientado hacia la identidad y establezca similitudes y diferencias entre (1) y (2).

lunes, 2 de junio de 2014

Texto de apoyo y TP Unidad 2 A Texto Craig Jenkins

La teoría de la movilización de recursos

La Teoría de la movilización de recursos es el desarrollo teórico más instalado en el mundo académico de los paìses centrales. Surge con los trabajos historiográficos de Charles Tilly y parte del postulado elemental de que el quid de la movilización no está en las demandas o los intereses y agravios ya que demandas, intereses y perjuicios son omnipresentes en todo tiempo y lugar y en cambio son pocos los grupos o sectores que se movilizan y logran desarrollar una acción colectiva. Así, la movilización hay que explicarla estrictamente no por los motivos de los agentes que la impulsan sino por los recursos y situaciones que los agentes logran hacer poner al servicio de su acción. 

El artículo plantea entonces que la organización del grupo es el  factor   determinante del potencial de  movilización y de sus pautas y comienza con el debate  planteado a partir de las diferencias entre teoría de la movilización de recursos y las tradicionales o teorías del comportamiento colectivo basados en las motivaciones de los grupos.

Las tradicionales incluyen “cualquier conjunto de actuaciones colectivas no institucionalizadas dirigidas concientemente hacia el cambio social (o en oposición) y que cuenta con un mínimo de organización” (Wilkinson, Turner y Killian) . Tradicionalmente se ve a los movimientos sociales como el desarrollo de formas elementales de comportamiento   colectivo susceptibles de integrar tanto  movimientos de cambio personal, como aquellos que apuntan a cambios de orden institucional.  

La teoría de la movilización de recursos considera a los movimientos sociales “como una prolongación del actuar institucional y analizan los movimientos que  postulan un cambio institucional y que  pretendan alterar elementos de la estructura social”. (Mc Carthy y Zald 1977) que aspiran  a organizar grupos que actúan en contra de las elites institucionales y que estaban previamente organizados.

Las explicaciones tradicionales sobre la formación de los movimientos sociales ponen énfasis en “incrementos repentinos de los agravios a corto plazo, motivados por tensiones estructurales propias de un rápido cambio social (Gusfield, 1968)

Los teóricos de  la movilización de recursos argumentan que los agravios son un factor secundario y que derivan de conflictos de intereses de orden estructural articulados en las instituciones sociales y que los movimientos surgen a partir de cambios a largo plazo, en los recursos del grupo, de su organización y en las oportunidades de desarrollar formas de acción colectiva.(Trilly 1978, Jenkins y Perrow ,1977)

Mc Carthy y Zald toman una posición diferenciada dentro de la movilización de recursos planteando una teoría "empresarial" de la formación de los movimientos en la que el factor principal es la accesibilidad de los recursos especialmente de cuadros y de facilidades de organización. Según esto, aquellos grupos que carecen de capacidades o recursos de liderazgo, materiales o simbólicos, suelen iniciarse a partir de la intervención de figuras con reconocimiento público previo (intelectuales, científicos, artistas, religiosos, etc.) que ponen dichos recursos al servicio de la organización y la movilización del grupo en cuestión. El  movimiento ecologista en EEUU fue impulsado en sus comienzos por intelectuales y científicos.

El proceso de movilización

La movilización es el proceso  mediante el cual un grupo se asegura el control colectivo sobre los recursos necesarios para la acción colectiva. Es decir se plantea como importante el control de los recursos previo a los esfuerzos de movilización. En este sentido Rogers (1974) diferencia los recursos instrumentales y Jenkins los de poder que proporcionan los medios de control de las acciones que llevan a los objetivos y los recursos de movilización como facilidades que proporcionan de cara a la movilización de los recursos de poder.
Mc Carthy y Zald argumentan que los movimientos de los años sesenta y setenta implicaron una “comunidad consciente” que formaba parte de una emergente clase media que incorporó recursos de fundaciones privadas, medios de comunicación de masas etc. Los movimientos sociales han pasado de las concepciones clásicas de la organización de movimientos sociales (OMS) con liderazgo autóctono, afiliación extensiva a las organizaciones profesionales (OMS profesionales) con liderazgo externo, personal remunerado afiliación reducida o inexistente y acciones que hablan en nombre  del grupo agraviado sin requerir su participación. 

La organización de los movimientos sociales

En este sentido el debate está dado entre quienes plantean un modelo burocrático centralizado (Gamson , 1975; Mc Carthy y Zald, 1973/1977) y quienes se inclinan por un movimiento informal descentralizado (Gerlach y Hine, 1970).
Los primeros sostienen que una estructura formalizada con una división del trabajo maximiza la movilización y que una estructura centralizada de toma de decisiones    aumenta la capacidad de intervención inmediata al reducir los conflictos internos.
La segunda postura sostiene que los movimientos descentralizados con una mínima división del trabajo e integrados por redes informales y por una ideología de amplio espectro son mas efectivos.

Zald y Ash(1966) sostienen que los movimientos adoptan diferentes formas dependiendo de sus objetivos. Los movimientos de cambio personal tienden a adoptar estructuras descentralizadas y reglas de afiliación exclusivas, mientras que los movimientos de  cambio   institucional son centralizados e inclusivos.

TP Texto de Craig Jenkins (elija una)

A) En los procesos de movilización social en la Argentina ¿Quiénes podrían encajar con la figura de “empresario” social o político respecto de los movimientos sociales?.

B) Tome los movimientos anti K y analice todos los tipos de recursos tangibles / no tangibles, etc. movilizados y su importancia. ¿es igual o no a los casos mencionados por Jenkins en EEUU?



C) Mencione algunos factores políticos importantes que han favorecido la aparición de las movilizaciones anti K en los últimos años en nuestro país ¿Cuáles serían las oportunidades políticas que han aprovechado?.