Bueno, estuve esperando que más alumnos cumplieran con el
TP, pero solamente lo hicieron dos. Es una lástima porque los textos de Tarrow,
Offe y Amparan dan muchos elementos básicos para el análisis de la movilización
social que pueden ser útiles para los temas. Ahí va la devolución.
Guido Turdera aborda el tema de Offe sobre las estrategias
estatales de cooptación y caracteriza a la estrategia de Néstor Kirchner como
de cooptación en función de reconstruir la “gobernabilidad” capitalista.
Permitáseme extenderme en los motivos por los que no
comparto esta tesis hecha sentido común en la militancia de izquierda antiK (en
la bibliografía hay un texto mío “La respuesta estatal a la acción colectiva
desafiante” que desarrolla este problema en extenso). El concepto de cooptación
es algo específico en sociología política: abreviando, se refiere al caso
puntual en el cual se otorgan reconocimientos o concesiones a los dirigentes y
a sus organizaciones a los efectos de que abandonen las reivindicaciones por
las que lucharon y movilizaron a sus bases. El concepto de cooptación no se
refiere al caso en que un gobierno satisface las demandas de determinados
grupos. Menem o De la Rua
no cooptaron a la gran burguesía interna trasnacionalizada, simplemente dieron
una respuesta favorable a sus demandas. Cooptado hubiese sido que nombraran a
Cavallo como Ministro de Economía y darle cargos a sus empresarios amigos pero
que hubiesen estatizado YPF en vez de privatizarla o que hubiesen aumentado las
jubilaciones en vez de recortarlas. Hay que tener en cuenta que la participación de muchos de los
movimientos de desocupados surgidos de la lucha contra el neoliberalismo (FTV,
Barrios de Pie, Evita, con otros menores) fueron decididos en plenarios masivos
de las organizaciones y en función de las orientaciones políticas que el
gobierno ofrecía en materia de políticas socioeconómicas, previsionales, de
empleo, de salud, DDHH, endeudamiento y alianzas internacionales, de educación
o vivienda. El apoyo a las políticas gubernamentales no significa cooptación.
Cooptación hubiese sido si estas medidas que eran reclamadas por las
organizaciones desde sus origenes no se hubiesen tomado y las organizaciones
hubiesen apoyado al gobierno a cambio de cargos o recursos para los movimientos
olvidándose de las demandas por las que lucharon.
Este tipo de razonamientos en torno a la maléfica cooptación
tiene una larga historia y ya se usó en la relación peronismo-clase obrera. El
líder “compró” con dádivas a la clase obrera y sus dirigentes que así cayeron
en la pasividad obediente debilitándose el espíritu revolucionario. Desde ya
que hoy esta lectura de la historia sería inaceptable: el peronismo dio una
respuesta política (más allá de la valoración de cada uno sobre los alcances de
las mismas) a las demandas de justicia social y ciudadanía y el apoyo y la
adhesión que recibió obedece a estas realizaciones de sus demandas y no a
manipulaciones o engaños de los dirigentes y sus organizaciones. Respecto a los
piqueteros puedo recomendarles el libro de Gomez y Massetti: “Los movimientos
sociales dicen” en donde los dirigentes que desconfiaban ciegamente de Nestor K
cuentan el entusiasmo de las bases de los movimientos cuando se aumentaron
jubilaciones y salarios por decreto o cuando se lanzó la jubilación del ama de
casa y se derogaron las leyes de flexibilidad laboral. Las bases se hicieron
kirchneristas antes que los dirigentes.
Una discusión interesante es la del “ascenso social”: si la
gente está mejor indudablemente tiene menos motivos para el descontento y “deja
de luchar”. Este razonamiento mezquino va contra toda experiencia histórica:
son las conquistas de la lucha las que fortalecen a las clases populares y
significan que la apropiación de derechos constituyen nuevos pisos más elevados
y más libertades para proseguir la lucha por la emancipación. La naturalización
de la miseria y la opresión, la impotencia de las clases populares que nunca
pueden contra ellas en vez de motorizar la lucha la desalientan. Los piqueteros
siguieron peleando en los años 90 porque tuvieron éxito: consiguieron los
planes sociales y recursos además de protagonismo público y político y esto no
fue cooptación. Lo contrario sería
pensar que la derrota es revolucionaria y el éxito en la lucha es reaccionario.
La importancia de las conquistas es que permite empezar a pensar en nuevas
conquistas. También es cierto que el conformismo y el quedantismo son riesgos
omnipresentes pero no tienen nada que ver con las conquistas de las clases
populares.
Otra cuestión es la de la “gobernabilidad para la
acumulación del capital”: es curioso que los exponentes máximos del Capital en la Argentina, Venezuela,
Bolivia, Ecuador, y hasta Brasil o Uruguay, hacen enconados esfuerzos para
cambiar estos gobiernos que “garantizan gobernabilidad del capital”. Es claro
que regulación del capital no es anticapitalismo, pero también es claro que
anticapitalismo no es antiregulación del capital y que antiregulación del
capital es neoliberalismo conservador.
Guido toma con acierto las cuestiones de convención/desafío/disrupción/
incertidumbre de Tarrow referidas a su tema sobre el movimiento por el Derecho
al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, señalando el peligro de aislamiento de la
agenda política y de la opinión pública, y mostrando que el objetivo fundamental
tiene que ser el consenso y la solidaridad masiva de la población, por lo que
la incertidumbre y el desafío con el que desgastan a los oponentes tienen que
ser medidos cautelosamente.
Carina Ricciardelli toma los conceptos de Offe relativos a
los resultados de las luchas de los movimientos y los aplica. Acierta en cuanto
a resultados “sustanciales” en señalar los módicos éxitos parciales de la Asamblea Unidos x
el Río como la desviación de la traza y las restricciones al tránsito. No es
tan nítido el ejemplo de Zanón como resultado “procesual”: las asambleas
internas no son un “logro” en términos de objetivos de lucha a los que se
refiere Offe. El concepto de resultado en términos procesuales se refiere no al
contenido o naturaleza de las decisiones de los poderes públicos o autoridades
o antagonistas, sino en lograr cambios en las formas de tomarlas ampliando,
democratizando o incorporando nuevas instancias y actores. El ejemplo típico
actual son las consultas populares contra la instalación de mineras. La
conquista procesual es que los poderes públicos en vez de votar en los cuerpos
legislativos o decidir en los ejecutivos, tienen que pasar por una consulta a
la ciudadanía antes de tomar decisiones.
Por último, el ejemplo de la FTV y del reconocimiento político en el marco del
kirchnerismo y la asunción de cargos públicos y responsabilidades de gestión
son sin dudas ejemplos típicos de resultados exitosos de tipo político según
Offe, en esto se contrapone también acertadamente, desde mi criterio, al punto
de vista ensayado por Guido antes respecto de la cooptación.
También Carina analiza con acierto la cuestión del desafío,
solidaridad e incertidumbre en el movimiento piquetero: el corte de ruta
significó apelar a inquietar al poder utilizando “dosis de amenaza o
insinuación de violencia que podría generalizarse”, un tipo de violencia
“gestual” o insinuante de manejo complejo dado que a la vez que busca generar
incertidumbre política no tiene que dejar pretextos para la represión. Se
podría agregar que la discusión de aquella época en “dejar un carril” o no
dejarlo tenía que ver con esta cuestión de hasta qué punto privilegiar el
desafío y la incertidumbre y hasta qué punto contemplar la necesidad de contar
con solidaridad y apoyo de públicos más vastos.
Respecto de la cuestión de ejemplos referidos al análisis de
los discursos, slógans y consignas de la Asamblea Unidos X el Rio desde
el punto de vista de la teoría de los marcos está muy bien la cuestión de los
marcos de diagnóstico, pronóstico y motivación, pero hay algunos problemas en
el tema de alineamientos, es decir,
a qué elementos de los sistemas cognitivos y culturales
apela la Asamblea
Unidos x el Río para ganar el consenso social. Está bien la
referencia al alineamiento por “puente” con grupos afines aunque no se detalla
cómo se establece la “afinidad”, es decir cómo unificaron consignas o
discursos. No hay ejemplos de consignas o sloganes o discursos en términos de “amplificación” ni de “extensión” ni de
“transformación”. El slogan “Ni shopping
ni subestación eléctrica cancerígena” aparece suelto y no está analizado. La
referencia al cáncer indudablemente apela a un mecanismo de puente, pero la
mención al shopping puede estar involucrando un marco de “transformación”
(¿contra el consumismo?). Habría que analizar con más detalle el discurso de
esta asamblea.