viernes, 31 de octubre de 2014

Texto de Apoyo y TP


TEXTO DE APOYO TEXTOS DE TARROW, OFFE Y AMPARAN

Los textos de Offe y  Tarrow son dos de las contribuciones más influyentes para el estudio de los movimientos sociales en los países de capitalismo avanzado. En el caso de Offe tratando de explicar la especificidad de los “nuevos movimientos sociales” (NMS: feminismo, ecologismo, pacifismo, contracultura) de cara a la crisis del estado de bienestar keynesiano (EBK) y al sistema político basado en el dispositivo electoral y los partidos políticos electoralistas. Offe es el primero en conceptualizar de modo categórico procesos como la “mercantilización de la política” entendida como conquista del voto, y sus relaciones con la “politización de la economía” exigida por la colusión entre el EBK y los grandes monopolios privados. De manera diagonal los NMS buscan meter una cuña entre ambos procesos en tanto “politización de la sociedad civil” que se hace a expensas del estado y los partidos políticos y se opone a las consecuencias de la mercantilización y del imperio de los monopolios. Así los NMS introducen una ruptura respecto de un principio fundamental de la política democrática desde la Rev. Francesa: la separación de lo público y lo privado. La politización de la vida privada es un leit motive de todos estos movimientos. “Lo personal es político” proclamaban las feministas. Las formas de vivir, sentir, etc. son objeto de las acciones y discursos de los NMS que no se preocupan de los conflictos de primer orden relativos a la distribución, la seguridad, el crecimiento, sino de los conflictos de 2do. Orden que los hacen posibles: contaminación, carrera armamentista, alienación, consumismo que transfieren los costos a la población civil. Otro punto importante señalado por Offe es el de los resultados o rendimientos (exitos substancia, procesal o político) de este tipo de lucha no convencional que ensayan los movimientos y los mecanismos de neutralización que se ensayan desde el poder político (vaciamiento y cooptación).

"El poder en movimiento" es un texto clásico de la sociología contemporánea de los movimientos sociales. Muy influído por los trabajos históricos de Tilly, Tarrow intenta una sistematización del enfoque de la movilización de recursos. Comienza rescatando los aportes del marxismo: Marx por lo insoslayable del conflicto estructural; Lenin por el papel de la organización y su combate a las concepciones espontaneístas; y Gramsci por la necesidad de un marco de significados y sentidos que aglutinen, permitan pesuadir audiencias y sumarlas a la lucha. Según el planteo de Tarrow los movimientos sociales son formaciones colectivas no convencionales que pretenden llevar adelante luchas mediante la movilización de recursos externos preexistentes y mediante la movilización del consenso de sectores amplios de la población hacia determinadas demandas de transformación.

Este patrón de movilización social y cognitivo da lugar a lo que se llama repertorio modular de la acción colectiva en la modernidad (petición pública, general, indirecta, interpelando sectores sociales o estados y no personas, boicots, petitorios, mitines, barricadas) que se diferencia claramente del repertorio convencional premoderno (motines de granos, la petición privada, revueltas campesinas, religiosas, etc.).

Uno de los aportes más importantes es el Cap. 6 sobre los elementos analíticos de la acción colectiva desafiante. Estos se pueden ordenar por pares que entran en relaciones contradictorias entre sí lo que le da al análisis un interesante dinamismo.

El primer elemento es el desafío: toda acción no convencional de carácter contencioso tiene la pretensión de desafiar a los poderes superiores. Estas acciones ponen en cuestión de maneras más o menos indirectas dicho poder.

Para inquietar al poder se usan dosis no de violencia directa sino de amenaza o insinuación de violencia que podría generalizarse. Este tipo de violencia gestual es un arte de manejo difícil que busca no dejar pretextos para la represión y que busca sobre todo preservar la llegada del mensaje de los movilizados a otros sectores sociales más amplios.

Pero para ello deben arriesgar otro elemento importante de los movimientos: la solidaridad. Si los desafíos son muy manifiestos, los públicos que deben ser conquistados (“movilizar el consenso”) para fortalecer la lucha pueden retraerse o colocarse en contra de los movilizados. Sin solidaridades masivas los movimientos tienden a ser derrotados. El leit motive de los movimientos sociales es conseguir la movilización del consenso. Para ello la administración homoeopática de la violencia y los gestos de amenaza y generalización en la movilización, debe producir un efecto fundamental para el éxito: la incertidumbre. Las formas esquivas, indirectas de administración del desafío y la violencia constituyen “formas disruptivas” mediante las cuales las elites quedan maniatadas: todo lo que hagan es peor; si reprimen es peor y si negocian también es peor. Los efectos disruptivos son perseguidos a través de unas tácticas de innovación en los repertorios, se toma un repertorio ya lo suficientemente aceptado como para que no sea aislable y reprimible y se le hacen modificaciones de las que se espera aumente su potencial desafiante y surjan los efectos de incertidumbre.  Todo movimiento social debe enfrentar los dilemas de la acción colectiva: si quiere generar incertidumbre, amenazar con ampliar apoyos, con radicalizar sus capacidades de perturbación del orden público, suscitar amplia solidaridad y aislar a los oponentes, extender en el tiempo y el espacio la confrontación, etc. debe sacrificar en medidas exactas el recurso a los repertorios convencionales de lucha, evitar elevar los niveles de desafío que pongan en riesgo los niveles de solidaridad y cohesión alcanzados, innovar e introducir elementos disruptivos sin generar deserciones ni desconfianza, etc. Mahatma Gandhi y Martin Luther King han sido los maestros precursores de este tipo de lucha que tiñe hoy día al conjunto de los movimientos sociales. Otro autor, Cohen, ha denominado “principio del radicalismo autolimitante” a este tipo de posturas estratégicas que incluso pueden verse también en las luchas del zapatismo mexicano.

La incerteza acerca si el apoyo que la sociedad brinda al movimiento es alta o baja, de si las elites son capaces o no de reprimir y si reprimen la violencia y la movilización serán mayores, y si no reprimen y negocian el movimiento crecerá, etc. es el alimento político que hace crecer los movimientos. Esto es importante, porque ningún movimiento social busca una victoria mediante un acontecimiento decisivo de rendición de sus oponentes, sino una lucha de desgaste donde el éxito en alcanzar las reivindicaciones “cae de maduro” en algún momento por la movilización del consenso.

Otro patrón específico de la dinámica de lucha mediante la acción colectiva disruptiva es evitar la polarización del conflicto y el aislamiento. Un conflicto muy agudo que no permita movilizar consensos más amplios tiende a hacer valer los mayores recursos de poder de los dominantes. Si se pierde la potencial solidaridad de conjuntos sociales amplios con los movilizados, estos llevarán las de perder. La radicalización y la violencia suelen conllevar estos riesgos: aislamiento  y predecibilidad que impide alcanzar el efecto de incertidumbre.

Finalmente, es necesario entender esta dinámica para caracterizar los ciclos de protesta: los movimientos suelen activarse y desactivarse cíclicamente y masivamente. El fenómeno de superposición de movilización/desmovilización de grupos que no tienen mucho que ver entre sí (ciclo ascendente/ descendente) obedece a que las movilizaciones de unos grupos pueden generar oportunidades favorables para otros grupos. La multiplicidad de movilizaciones tiene un típico efecto de indertidumbre. Pero al mismo tiempo que las movilizaciones se multiplican y repiten, agotando su arsenal innovador, se van convencionalizando y con ello va reduciéndose su potencial disruptivo, por lo que sus efectos son decrecientes. Cuando ello ocurre en algún momento comienza a desincentivarse la solidaridad o la capacidad de movilizar y el ciclo se revierte. En definitiva como en tantas otras cosas también el éxito de los movimientos que lleva a convencionalizar el repertorio de acción y generalizar la solidaridad, explica a la postre su ocaso.

Por último, pero no menos importante, el texto de Amparán ofrece una versión sucinta de uno de los desarrollos más sofisticados de la teoría de la acción colectiva como “movilización del consenso”: la teoría de los marcos interpretativos.

El Marco es el conjunto de creencias y significados orientados a la acción y alude al papel de elementos culturales e ideológicos en los fenómenos de transformación de la acción colectiva a movimiento social. Es decir, a qué elementos de los sistemas cognitivos y culturales apelan los movilizados para conquistar el consenso de audiencias y públicos masivos y movilizarlo. El análisis de procesos de enmarcado entonces apunta a la lucha en torno a la definición de problemas, soluciones y acciones estratégicas que proponen los movimientos con el cual buscan “persuadir” o moldear las formas de percepción social sobre determinados asuntos.

Las funciones de los enmarcados que proponen los MS son: a) puntualizan, señalan, ordenan, captan, descifran; b) atribuyen, imputan, acentúan, direccionan, conciben salidas o metas; c) articulan, unifican acciones y experiencias. Es decir condensan y simplifican “el mundo que está ahí”.

Los movilizados pugnan por el “Alineamiento de Marcos” con los grupos, o audiencias que les interesan conquistar. El alineamiento son los esfuerzos de acercar, sintonizar o poner en correspondencia y congruencia ideas, valores, creencias, intereses, definiciones de situación de los MS y sus impulsores con los de un grupo o conjunto de individuos “potenciales” militantes, simpatizantes o apoyos.

Hay 4 procesos de alineamiento de acuerdo a la distancia inicial entre los marcos de los movilizados y los marcos de los destinatarios.

a)      Puente: enlaces o conexiones entre dos marcos altamente congruentes pero hasta ese momento separados. Apela a un inmediato compartir de injusticias o agravios. Sensibilización y reacción inmediata que permite métodos de difusión masivos y con elevado anonimato: redes, correo, firmas, listas.
b)      Amplificación: resaltar o sobrecargar importancia de valores o creencias ya instaladas. Alterar jerarquías o prioridades de públicos destinatarios: - de valores (olvidados, o reprimidos). Persigue la concientización; - de creencias claves interpeladas mediante slogans: de gravedad, de causalidad, de estereotipos de adversarios, de posibilidad de cambio, de necesidad y conveniencia de la movilización de protesta. Persiguen “optimismo” y “esquematización” o “sencillez” de comprensión.
c)      Extensión: cuando hay desacople o distancia entre los movimientos y los públicos destinatarios, nuevos públicos a los que se quiere sumar, etc. se apela a ideas, intereses, motivos secundarios para el movimiento pero importantes para los potenciales adherentes. Introduce temas “gancho”.
d)     Transformación: cambio o resignificación, innovación cognitiva, relectura y reinterpretación de la realidad. Sobre todo superar el paso de “lo aceptado como normal” al “rechazo por injusticia”. Atribuciones causales, culpables, enemigos.

Todas estas operaciones de alineamiento se hacen en torno a tres tipos de contenidos de los marcos.

a)Diagnóstico: define problema, injusticia, agravio;
b) Pronóstico: anticipa consecuencias favorables de la intervención;
c) Motivación: alicientes, esperanzas y satisfacciones, aliento a la acción, la protesta, la organización y la lucha.  Este último es muy importante y parte del principio de la insuficiencia de la justificación intelectual como única motivación para la acción, que incluso puede entorpecer si se aleja de los esquemas cognitivos del público.

A su vez, la eficacia de los Marcos se mide por la “resonancia” que alude a la receptividad y apropiación de los destinatarios. Depende de tres factores.

a) Credibilidad empírica (evidencia y argumentación accesible);
b) Conmensurabilidad de la experiencia (depende a su vez del grado de afectación o lejanía con los problemas definidos);
c) Fidelidad narrativa a una herencia cultural compartida. En este punto se ve la importancia gramsciana del sentido común, tradiciones, folclore, creencias y sentir populares.


En mi texto (Artículo Gómez Enmarcamientos clasistas de la protesta) Uds. pueden ver un repaso histórico de las formas de enmarcar la protesta social desde la década del ’90 hasta el conflicto con el campo. Aquí lo que se ve es el contrapunto entre los enmarcamientos propuestos por los medios de comunicación y los que van ensayando los movimientos de bases populares. “Estallidos sociales”/”puebladas”; “piqueteros”/”desocupados”; “clientelismo”/”organización”; e incluso “piqueteros”/”cartoneros”, etc. van desfilando en una dialectica que muchas veces hace concesiones simbólicas y préstamos: el caso de los piqueteros es típico ya que es una identidad atribuida por los medios de comunicación que es retomada e intenta ser resignificada por los medios. Es importante el eje fundamental de todos los enmarcamientos que procuran establecer los medios masivos: la privación de agencia de las clases populares, especialmente de capacidad de agencia política. Las clases populares son investidas de legitimidad en tanto sujetos de necesidad, y en algunos casos de derecho, pero nunca como sujetos de voluntad política. Siempre tienen que aparecer como manipulados, engañados, sojuzgados, cautivos, etc. Siempre tiene que crearse el espacio simbólico para que alguien los ilustre, los libere, los redima, etc.

TRABAJO PRACTICO

Elija por lo menos dos textos. Cualquiera de las consignas puede reemplazarse por un intento de aplicación  de los conceptos (especialmente en Tarrow y Amparán) a sus respectivos temas de trabajo final.

TEXTO OFFE: Elija una de estas consignas.

1) Si uno intentara trazar un paralelo entre el Estado de Bienestar Keynesiano (EBK) y el peronismo en la Argentina ¿resultan aplicables los análisis de Offe respecto de la “desmercantilización del interés de clase” y la “progresiva ciudadanización” de la clase obrera?

2) ¿Coincide el marco valorativo de los NMS con los nuestros? escasez-interés-distribución VS identidad-alienación-autonomía.

3) Enumere los tipos de logros que analiza Offe (actitudinales, institucionales, etc.) e intente ejemplificar con logros de Piqueteros, Fabricas Recuperadas y Asambleas.

4) Offe detalla dos tipos de respuestas estratégicas del Estado a los Movimientos: vaciamiento y cooptación. Analice según esto el caso argentino.


TEXTO TARROW

Elija una.

a) ¿Cómo puede analizarse la relación entre desafío, solidaridad e incertidumbre en el movimiento piquetero?

b) ¿Cómo analizaría el elemento disruptivo y el papel de la violencia en las acciones de los sectores agrarios en el conflicto por las retenciones móviles del 2008?

c) ¿Cómo analizar el "escrache" a los políticos y funcionarios que se generalizó durante el año 2002 según el esquema de Tarrow?

d) En su tema de monografía ¿cómo podrían pensarse las cuestiones de convención/desafío/disrupción/ incertidumbre?

AMPARAN Y GOMEZ

Elija una.

a) Busque un ejemplo por cada uno de estos procesos de alineamiento de marcos: puente, ampliación, extensión y transformación.

b) Seleccione un Mov. Social y piense qué marcos de diagnóstico, pronóstico, y motivación construyeron.

c) La eficacia de los marcos, su resonancia política y cultural, depende de tres cosas: credibilidad empírica, conmensurabilidad con la experiencia de los convocados y fidelidad narrativa o cultural. Seleccione un caso de mov. Social contemporáneo exitoso y caracterice cómo han logrado cada una de estas tres cosas.

d) En su tema de monografía cómo podrían analizarse los discursos, slógans y consignas de los movimientos desde el punto de vista de la teoría de los marcos.

viernes, 17 de octubre de 2014

DEVOLUCION TP 3A

Camila Matrero plantea en términos de Bourdieu la apuesta tradicional de la clase media a la educación. Sin embargo la pregunta por las capacidades estructurales y organizativas apuntaba al texto de E. O. Wright  sobre lucha de clases. Por ejemplo, la evidente pérdida de protagonismo social y político del movimiento estudiantil universitario y sus divisiones internas muestra una merma de la capacidad organizativa aunque haya una increíble cantidad de casi 2 millones de estudiantes (elemento del orden de la capacidad estructural). En cambio, algunos colegios profesionales han incrementado enormemente su poder y protagonismo institucional: colegiaturas de abogados y jueces, sindicatos docentes, de la salud, son ejemplos de incrementos de capacidades organizativas.
Tambien hay un error en la respuesta a la pregunta sobre “la clase de servicios” que se refiere al concepto de Goldthorpe que no tiene nada que ver con “el sector terciario” de la economía. Camila, hay que leer el texto que es importante para interpretar los cambios en la estructura de clase del capitalismo contermporáneo.

Laura Arancio plantea de manera excelente la relación entre capacidades organizativas expresadas por las clases medias en el 8N y la reproducción de la estructura de clases a partir del reclamo de ahorro en dólares. También es importante la acotación de que no son las estructuras políticas y sindicales las que canalizan sino redes sociales y sentidos de “comunidad”, aunque esto último es algo difuso. Es atinada la observación de sectores de clases medias vinculadas al capital educativo y cultural: científicos, artistas, como mayoritariamente alineados en posiciones contrarias a las primeras y mas proclives a las políticas de intervención estatal y redistribución.  Es claro que clubes del trueque, grupos de ahorristas estafados y habría que agregar las asambleas barriales, significaron importantes desarrollos de capacidades organizativas aunque en su mayoría no fueron sostenibles en el tiempo.
Respecto de la clase de servicios es nítido el señalamiento de los sectores que se vieron beneficiados por las políticas neoliberales en los ’90 y es buena la observación que a partir de los procesos reindustrializadores de la última década también hay segmentos técnicos gerenciales tanto estatales como privados.  Pero el texto de Goldthorpe sirve para ver la distancia que hay entre el capitalismo central y el periférico: acá la estabilidad en el empleo que es esencial a la clase de servicios no se verificó en la crisis del 2001/2002 en donde las empresas desvincularon a buena parte de sus staff  jerárquico. Otra de las características que no parecen cumplirse es la autonomía experta de las decisiones: en empresas todavía fuertemente centralizadas en propietarios y familias, los cuadros administrativos tienen importantes niveles de subordinación y en las trasnacionales ocurre lo mismo respecto de la autoridad de las casas matrices.

Maximiliano Desmarás plantea una pregunta muy perspicaz si los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información no son solamente el soporte de capacidades organizativas a través de redes sociales sino también capacidades estructurales. Digno de debatirse. En principio aumenta las capacidades estructurales por el solo hecho de que genera mucho empleo profesionalizado y técnico directa e indirectamente.
Respecto a Goldthorpe y la clase de servicio con sus orientaciones políticas es excelente el ejemplo de la creciente participación de agentes de grandes empresas en diversas ONG’s (como Un Techo para mi País o Coca Cola) que no cuestionan las bases últimas de la desigualdad social en el sistema capitalista.

Mauro Rossetto aborda la segmentación de las clases medias en los ’90 entre una clase media “competitiva” integrada al  mundo globalizado,etc y una clase media precarizada y vulnerabilizada. Esto evidentemente diferencia las capacidades estructurales pero sería bueno ver qué pasó con las organizativas en cada uno de estos segmentos de ganadores y perdedores. Excelentes las consideraciones sobre la clase de servicios en Goldthorpe y su posible existencia en la Argentina. Es crucial que en sus orígenes europeos en los estados de bienestar la clase de servicios permitió movilidad ascendente desde los trabajadores manuales a partir del acceso a la educación y el aumento de las calificaciones laborales,sobre todo inter generacionalmente, cosa que los estudios de movilidad acá no suelen mostrar. También habría que ver si los “beneficios prospectivos” de esta clase están vigentes en nuestro país donde la desestabilización de los empleos es una estrategia muy común en las empresas incluso para el personal jerárquico.

Pablo Mattera sostiene acertadamente que la fragmentación de la clase media ha generado capacidades estructurales diferenciales dentro de la misma y en paralelo capacidades organizativas de perfiles opuestos: los ganadores en torno a la corporativización del estatus por la educación y los títulos y los perdedores asimilados a la acción gremial. Faltaría una referencia a los fenómenos de los movimientos de bases en clases medias urbanas con la crisis del 2001.
Respecto de la clase de servicios es buenísima la apreciación de  que quedaría por investigar si, la clase de servicios todavía se encuentra en formación, o más bien se han cerrado los canales de ascenso hacia ella en la Argentina. Señala muy bien que la aplicabilidad de este concepto para entender ciertas acciones colectivas que han mantenido posiciones conservadoras, ligadas a intereses de grandes empresas o sectores concentrados, a pesar de ser en gran parte un sector asalariado.Habría que agregar como señaló Laura Arancio hay que contemplar en la última década el surgimiento de una posible clase de servicios en el estado que acompaña la intervención y regulación de los mercados.

Guido Turdera se aparta de la consigna de todos los demás centrada en clases medias y de servicios y se adentra en la importante cuestión del papel de la lucha de clases y los mecanismos de mediación y transformación. Así  podemos poner en cuestión la acción de diversos movimientos sociales “que han puesto en pugna el equilibrio productivo a lo largo de la historia”. Es muy buena la frase que genera la pregunta acerca de cómo los movimientos pueden llegar a afectar las condiciones de equilibrio en las relaciones de producción y con lucidez agrega que la violencia represiva extrema de los años 70 obedece al temor de las clases dominantes acerca exactamente esta cuestión. Podría agregar yo: también los efectos transformadores sobre el estado y las políticas estatales pueden modificar los equilibrios productivos estructurales.
Guido señala que la clase de servicios en nuestro país está muy sujeta a vaivenes del ciclo económico y político y que el peso de las organizaciones sindicales sigue siendo preeminente.
Carina Ricciardelli analiza los vaivenes históricos de las clases medias respecto de sus alianzas o posicionamientos respecto de las clases dominantes y subalternas, pero no avanza en especificar la cuestión de las capacidades de clase, es decir en términos de O. Wright, cómo incrementó sus posibilidades de alcanzar sus intereses?. Sin embargo, la omisión tiene una implicancia profunda que nos hace regresar a Marx y el campesinados parcelario: las clases medias tienen dificultades serias para luchar con sus propias capacidades y tienden guarecerse o delegar en otros. Por ello, que los posicionamientos de clase media pueden estar limitados a buscar cobijo en alianzas con otros sectores en vez de desarrollar capacidades colectivas propias. Sus orientaciones básicas tienden a la movilidad personal sobre la base a tomas de posición, inversión y conversiones en capital educativo, cultural y económico laboral.
Carina hace un excelente raconto de la evolución de las condiciones sociales de la clase media desde comienzos del siglo pasado sobre la base de un texto de de Riz que me gustaría ver porque no lo conozco (si lo tenes llevamelo a la proxima clase que me gustaria verlo). Solamente podría agregar la cuestiòn de las urbanizaciones privadas de los 90 y el cambio de las pautas de consumo exclusivistas de los ganadores del modelo neoliberal que significó una renuncia de la clase media a ocupar la centralidad visible del espacio público y su intento de privatización de la vida junto a las clases altas. Esto tuvo consecuencias políticas sobre todo a la hora del recrudecimiento del conflicto social desde mediados de los 90 con las puebladas: la imagen de la sociedad argentina necesariamente se "plebeyizó"  y las clases medias dejaron de ser interpeladas de manera preferente por los actores políticos y sociales movilizados. A su vez las mismas clases medias  perjudicadas o perdedoras tendieron a mimetizarse con las clases populares movilizadas al menos hasta el gobierno de N. Kirchner. Quizàs con Blumberg y la 125 volvieron a cobrar protagonismo movilizador con perfil propio.