DEVOLUCION TP 3
Sobre Olin Wright
Lucrecia, de manera algo confusa, plantea que las capas medias ante la crisis del 2001 se articularon más a través de capacidades organizativas gestadas a nivel comunitario y territorial que a nivel de los lugares de trabajo y de las organizaciones gremiales. También es claro que sus formas de conciencia tienden a desdibujarse como clase media y a fusionarse con el pueblo. Regina dice con sagacidad que las asambleas, las formas de economía autogestiva, muestran una traducción de capacidades estructurales a capacidades organizativas en la crisis. También Agustín explica con solvencia la cuestión de las capacidades organizativas que expresaron las asambleas, sus intentos de acercamiento a las luchas de las clases populares, y también la animadversión a la organización política que las limita.
Patricia enfatiza que las clases medias en parte estuvieron asociadas con ciertos privilegios o ventajas, durante las políticas neoliberales. Pero no aclara demasiado qué sectores fueron los beneficiados y cuáles los perjudicados.
Regina, hace un excelente señalamiento de la importancia para amplios sectores de clases medias excedentarias (con capacidad de ahorro y gasto superfluo) del dolar barato y accesible y de tasas de interés financieras altamente positivas en dolares que convalidaba estilos de vida largamente deseados por emulación de los países centrales, y también por acceso a parte de la renta financiera. Respecto de su última pregunta, cabe preguntarse si la cuestión de la reforma constitucional afecta por motivos políticos a las clases medias (¿la reelección posible?) o por los cambios en los contenidos neoliberales y privatistas en los que se sienten amparados.
Jessica pone el ejemplo de capacidades estructurales y organizativas condicionadas por el habitat urbano, con ejemplos de barrios sindicales en Córdoba.
Anaclara afirma que se desarrolla una clase de servicios en las firmas trasnacionales con nuevos estilos de vida. Sin embargo, un rasgo que es la independencia relativa a través de la delegación de autoridad de las casas matrices me parece que está ausente.
Es algo confuso el planteo de Carlos que intenta relacionar la lucha de clases con la dictadura y la derrota de las organizaciones armadas revolucionarias en la argentina. No llego a ver a dónde estarían las mediaciones o las transformaciones que la lucha de clases operaría sobre el estado y la economía. Una hipótesis ya casi universalmente aceptada es que las políticas neoliberales y represivas trataron de modificar la base económica del país para desindustrializar y despotenciar estructuralmente a la clase obrera industrial que fungía de base de apoyo principal del peronismo entendido como la principal amenaza seria a las clases dominantes. Hay que aclarar también que las opciones guerrilleras se quedaron sin apoyo de masas luego de la asunción de Cámpora primero y de Perón después, mucho más cuando este último salió a enfrentarlas. Por tanto, la dictadura no supuso como elemento importante la "derrota" de esas opciones que ya no eran tales.
Muy bien el
planteo de Matías referido a O. Wright y las capacidades de clase de las clases
medias en el 2001. Efectivamente, las capacidades estructurales de estas clases
puntualmente podríamos asociarlas a su capacidad de acumulación y
disponibilidad de recursos económicos, entre los que los ahorros líquidos en
moneda extranjera son importantes como salvaguarda ante la crisis y como
expectativa rentística de favorecerse con una devaluación. Ampliando el enfoque
de Wright y tomando de Bourdieu también podría agregarse el capital simbólico y
educativo movilizado por estos sectores en la crisis. Discrepo en cambio con la
mención a las posibles solidaridades barriales: para las clases medias el
capital social no suele pasar por la vecindad sino por redes de contactos de
posiciones más elevadas. El vecindario de clase media está carcomido por su
individualismo y ánimo de distinción. Las bases de la solidaridad en aquellas
luchas no pasaron por identidades barriales o vecinales salvo excepcionalmente
sino en intereses materiales compartidos (ahorristas confiscados, desempleo de
profesionales, deterioro del nivel de vida) y en un capital simbólico que la
homogeneizaba (los DDHH, el estado de derecho, el antiautoritarismo, la
democracia no subordinada a los intereses corporativos, el rechazo a la
corrupción política, la moralidad pública, etc.). Sin dudas la capacidad de
acumulación económica de cualquier sector es una capacidad estructural que
facilita la realización de sus intereses.
Sobre Goldthorpe y Gouldner
Es interesante el aporte de Carlos en cuanto que no cree que las clases de servicios que tanto desarrollo tienen en los países de capitalismos avanzados, tengan aquí el mismo peso. Según su postura siguen el mismo tipo de orientaciones que las clases medias tradicionales y suelen alinearse con las clases dominantes. Coincido en tanto que las clases de servicios en los capitalismos dependientes están mucho más sujetas a los mandatos de las casas matrices y sobre todo también están expuestas a la flexibilidad laboral lo que las disciplina aún más quitándole toda autonomía y atando su destino al de las empresas corporativas para las que suelen trabajar. Además un trabajo de Jorrat de 1995 mostraba que en el AMBA las clases de servicios tenían una presencia mucho menor que en ciudades equivalentes como Madrid o Chicago.
Sobre la
nueva clase es excelente el ejemplo brindado por Matías en las designaciónes de
Galluscio y Kicillof en la YPF
reestatizada: uno representante de la intelligentsia técnica y otro de los
intelectuales, académicos y políticos. Sin dudas parte del consenso a este tipo
de medidas depende de cómo sean vistos por los diversos segmentos de las clases
medias y la colocación de referentes ayuda también en este trabajo. La elección
de Galluscio proveniente del sector privado internacional “tranquiliza” o
seduce también a los segmentos de clases medias que pueden sentirse amenazadas
por medidas de este tipo.